Esperamos que aparezca alguien superior, de aspecto extraño, con poderes incluídos si fuera
 posible.

 Por supuesto, también esperamos que el Maestro, al pronunciar un par de frases, cause un cambio
 rotundo en nuestra conciencia y comportamiento, mágicamente y de un momento para el otro.

 Y también, por qué no, esperamos que por el solo hecho de adorar al Maestro y encender
 sahumerios junto a su foto una vez al día, ya nos estamos ganando el cielo.

 Mi amigo Osvaldo Vartanian me enseño otra cosa. Me enseño que el papel de Maestro puede ser
 representado por distintos tipos de personas.
 Aquella persona que comparte amorosamente con nosotros sus conocimientos, que nos aconseja,
 que nos guía a  través de sus palabras y del ejemplo de su conducta, esa persona efectivamente es
 un Maestro.

 Pero aquellas personas que nos irritan, que nos molestan, que parecen empeñadas en hacernos
 la vida difícil, esas personas también son Maestros para nosotros.

 ¿Por qué?

 Porque nos colocan en situaciones difíciles, a las que no queremos o no podemos enfrentar. Y sin
 embargo, nos obligan a enfrentarlas. Nos sumergen en el dolor, la desesperación, la amargura y
 la desolación. Pero poco a poco, de alguna manera, vamos sobrellevando la situación: nos
 adecuamos, aprendemos a manejar los hechos, y quizás hasta logramos cambiar la forma de
 ver los hechos y darnos cuenta de que "lo que nos hizo esa persona" no es tan grave si se lo
 mira desde otro punto de vista, que quizás no lo hizo con maldad (personalmente creo que la
 maldad no existe) sino que lo hizo movido por el dolor, el miedo, la ignorancia o la falta de Amor.
 Aprendemos que todo el dolor que nos causó esa persona no fue causado por las acciones de
 esa persona, SINO POR EL PODER QUE NOSOTROS MISMOS LE DIMOS A ESAS ACCIONES.
 Porque somos nosotros los que damos a las acciones de los demás el poder para herirnos o
 no.

 En suma, gracias a la presencia de estas personas "desagradables", finalmente crecemos,
 aprendemos, nos superamos, comenzamos a ver la Vida desde otro punto de vista.
 Nuestra conciencia comienza a trascender la "realidad".  Porque, qué es la "realidad", sino la
 forma en que evaluamos e interpretamos los hechos y circunstancias que nso rodean?

 Gracias a estas personas "desagradables" aprendemos ... Por lo tanto, estas personas han sido
 Maestros para nosotros.

 Y cuidado, que también puede tratarse de animales u objetos inanimados. Para mi amigo Osvaldo,
 su auto rojo, al que compró como bueno y resultó no serlo tanto, fue un gran Maestro que le
 brindó grandes lecciones sobre el desapego.

 Y es ahora, cuando entendemos y aceptamos esto, que podemos decir con alegría la conocida
 frase:

 "Bendito sea mi pasado, que me trajo hasta donde hoy me encuentro!"

   imprimir esta página >> 

>> cerrar esta ventana