Para quienes creen en la reencarnación, las personas reencarnan siempre en las mismas zonas
 del planeta y siempre junto a quienes tuvieron cerca en vidas pasadas. Por eso, el Karma
  generado en una vida se transmite a otras vidas, donde debemos pagar las deudas de Karma
 de vidas anteriores. Por ejemplo, si una persona hizo sufrir a otra en una vida, posiblemente en
 la vida siguiente deba pagar el sufrimiento que le causó a esa persona.

De todas maneras, haya una o varias vidas, lo malo que se haga se pagará, inexorablemente.
A menos, claro está ,que hagamos lo que Jesús nos enseño: tomar conciencia de nuestro error,
pedir profundamente perdón a Dios, pedir perdón a quien hayamos dañado (si no es posible
hacerlo personalmente, aunque sea pedirle perdón mentalmente), arrepentirnos SINCERAMENTE
de lo que hayamos hecho, y no volver a repetir el error, al menos en forma intencional.
Es una manera de minimizar o anular las deudas kármicas a saldar.

¿Y el Karma positivo?
Todo acto de Bien genera Karma positivo. Pero Dios no es tonto: no basta con SIMULAR un
acto de Bien: debe llevarse realmente a cabo.

Sin embargo, y como el Universo no juzga sino que reacciona ante nuestras acciones (por
eso hablamos de LEY del Karma), si se hacen actos de Bien aunque sea con el solo objeto
de que ese Bien regrese a nosotros, funcionará: el Bien regresará a nosotros.
Seguramente no regresará en forma tan potente como en el caso de que lo hubieramos brindado
de todo corazón, pero volverá.

Alguien dijo que si los hombres fuéramos un poco inteligentes y observáramos las Leyes del
mundo en que vivimos, haríamos continuamente el Bien, no por convicción ni por sentimientos
de Amor, sino por propia conveniencia.

Por eso, y teniendo en cuenta la Ley del Karma, le ruego que, si no desea hacer el Bien por
convicción, hágalo aunque sea ... por conveniencia.

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